“Hike your own hike”, es una expresión utilizada comúnmente en el senderismo y se refiere principalmente a que hagas tu propio recorrido y no que busques seguir o replicar el de los demás.
Luego de más de 12 años dedicándome a la transformación digital y emprendimiento a diferentes niveles y en múltiples áreas, veo mucha similitud entre emprender un viaje de montañismo (mi mayor hobbie) y emprender la transformación digital de un negocio.
Ingenuamente, la idea de la transformación digital se percibe como el hecho de vender en línea o buscar replicar el éxito de empresas digitales a través de plataformas o herramientas. Peor aún, en ocasiones se puede querer incursionar por moda o por tendencia, sin conocer las implicaciones y el esfuerzo que conlleva y, al igual que en el montañismo, te puedes lastimar seriamente si no te preparas.
Muchas empresas ven en esta tendencia la oportunidad de vender herramientas digitales como la solución, sin embargo, no aclaran que el éxito de la transformación no está solamente en la elección de la tecnología, sino en la implementación e iteración constante de múltiples factores.
Por eso no sorprende que, de acuerdo con reportes de Gallup, Boston Consulting Group, EY y otras firmas internacionales, el 70% de las empresas que inician un proceso de transformación digital, fracasan.
Ciertamente, muchos pretenden ascender por la montaña de la transformación digital con la creencia de que no es necesario dominar el trayecto para alcanzar la cima. Pero al desconocer la ruta, en el trayecto sucumben al “mal de altura”, las avalanchas o los cambios inesperados de temperatura.
Si queremos que realmente funcione, la transformación digital debe asumirse como un proceso, que llega a un resultado mediante aproximaciones sucesivas, y siempre vinculado con todos los niveles de la empresa. Aquí, lo que se pretende es desarrollar ecosistemas de negocios escalables y autosustentables.
¿Cómo hay qué prepararse, entonces, para enfrentar este desafío? De entrada, hay que establecer objetivos concretos, tener clara la visión del negocio y determinar los procesos que, de manera digital, se pueden eficientar y mejorar con el propósito de incrementar sus ventajas competitivas en el mercado.
Los procesos productivos y las operaciones, así como las reglas y modelo de negocio, son algunos de los múltiples factores a considerar cuando se busca digitalizar una empresa. En efecto, esto va mucho más allá de desarrollar un algoritmo para optimizar algún proceso o contar con lo último en tecnología en su operación, como algunos piensan.
De acuerdo con el reporte “Transformación con sentido digital 2022”, de la firma EY, esto ocurre en el 29% de las organizaciones de casi todos los países latinoamericanos, con excepción de Colombia, donde la cifra asciende al 37%. De acuerdo con la misma fuente, en el 68% de las empresas donde el proceso de transformación digital es liderado por directores generales, se ha acelerado elproceso de transformación. Se trata de organizaciones que adoptan las tecnologías y formas de trabajo digitales con un enfoque integral, explorando nuevas oportunidades de crecimiento e innovación de su modelo de negocio, de manera iterativa.
Por último, mi recomendación es que, así como un senderista principiante se hace acompañar de un guía de montaña para conquistar una cumbre, lo más
recomendable es diseñar un plan de transformación de la mano de un experto, no es suficiente con armarse de los equipos más modernos del mercado, necesitamos la planeación estratégica y asistencia técnica en el proceso, como con Zellship.com, un grupo de expertos especializados en transformación digital a distintos niveles.
Solo o acompañado, una cosa es segura: el camino de la transformación digital no es de algodón ni se resuelve jamás en tres zancadas, pero hacer cumbre siempre valdrá la pena en un mundo que está cada vez más competido y globalizado.